Da igual que el barman sea todo un artista o la marca de tónica y ginebra sea muy cara, el verdadero secreto reside en el hielo.
El centro tecnológico de Azti-Tecnalia ha puesto a prueba una máquina que impide que el gin-tonic se agüe y pierda sabor y aroma, gracias a que mantiene constante la temperatura de la copa. El artilugio en cuestión se llama Articube y ya se ha hecho un hueco en algunos bares de Vitoria, Bilbao y Madrid.
La máquina es capaz de enfriar en pocos segundos las copas hasta los -55º y los hielos hasta -70º, gracias a un spray de anhídrido carbónico alimentario (gas carbónico), que se rocía por encima de estos elementos, sin peligro alguno para el consumidor.
El resultado final: EL Gin-tonic aguanta diez minutos a la misma temperatura a la que se sirvió, 2’3º, mientras que una convencional sube hasta los 3’8º, es decir, una auténtica sopa.
Los días de las copas aguadas han llegado a su fin.
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