Seguro que cada año tienes nuevas ideas de productos o negocios, y seguro que más de una vez has sido reacio a compartirlas por el miedo a que te las “roben”.

¿Por qué todo el mundo cree que le van a robar su idea?

Tras hacer una búsqueda en Google sobre este tema, he visto que las preocupaciones principales son:

  • ¿Se roban las ideas?
  • Ejemplos de ideas robadas
  • Cómo se roban las ideas
  • Cuándo se roban las ideas
  • ¿Debería preocuparme que me roben mi idea?

Como siempre, no todo es blanco o negro, por lo que hay ciertos momentos o, mejor dicho, ciertos estados en los que debes proteger tu idea.

Tras esta pequeña investigación y añadiendo mis experiencias y opinión personal, te voy a contar algunas pistas sobre cómo y cuándo debes mantener tus ideas a buen recaudo.

Lo primero que aparece en cualquier búsqueda sobre este tema y en lo que coinciden todos los inversores, emprendedores, etc. es en lo poco importante que es una idea.

Las ideas no tienen ningún valor, y si no estás de acuerdo, prueba a vender una. El hecho de que no haya mercado para las ideas de startups significa que no existe una demanda, lo que les quita cualquier valor económico.

La ejecución lo es todo

Lo importante es cómo hacer que esas ideas vean la luz, que se conviertan en negocios reales.

¿Cómo se roban las ideas?

Generalmente por personas o empresas con competencias en el sector de esa idea. El peligro está en los detalles. Si revelas TODO tu trabajo a alguien que comprende al 100% tu sector y encima tiene la capacidad de crearlo, entonces es que eres tonto tu idea puede peligrar seriamente.

Cuando más se roban las ideas es cuando ya se ha “hecho algo” con ellas, existe la visión pero también el plan de negocio, resumen ejecutivo, etc. en papel. Si le das a alguien el mapa del tesoro no te enfades si lo sigue.

¿Cuál es el mejor momento para compartir las ideas?

Según mi opinión personal, tienes dos opciones:

  1. Compartir tu idea de negocio, lo que la pondrá en riesgo de ser copiada en mayor o menor medida.
  2. No compartirla con nadie, lo que hará que tu idea muera en silencio.

Con cada persona que hables sobre tu idea ésta crecerá, se hará más fuerte y mejorará exponencialmente. Además te preparará para defenderla ante futuros inversores, ya que todas esas personas te habrán preguntado dudas, rebatido argumentos, te habrán hecho desechar conceptos o detalles, etc.

Estas son las etapas desde que tienes una idea hasta que llegas a convertirla en una realidad:

  1. La piensas, tienes la idea.
  2. La escribes, esbozando un concepto un poco más preciso.
  3. Investigas sobre ella. ¿Existe? ¿Es viable? Si no encuentras nada similar, cuidado, quizás estés ante un mercado potencial minúsculo o inexistente. Lo mejor será encontrar algo similar pero que falle en algún concepto clave.
  4. Elaboras un plan de negocio.
  5. Presentas tu idea ante posibles inversores, clientes potenciales, etc.
  6. Ejecutas la idea.

El momento adecuado para compartir tu idea con cualquier tipo de persona es en las primeras fases, antes de “poner toda la carne en el asador”.

No hay problema en compartirla en estas fases debido a que tu idea todavía no ha sido validada y es una mera intuición. De hecho en ese momento tu idea no vale nada como te decía antes. Puede que en tu cabeza valga millones de euros, pero en realidad como mucho conseguirás un café a cambio de ella.

Cómo compartir tus ideas (y mantenerlas a salvo)

Según vayas elaborando tu plan de acción, tu idea se irá haciendo cada vez más real.

Si no posees un perfil técnico, llegará el momento en el que tengas que encontrar a alguien que desarrolle tu producto (ya sea un fabricante o un programador).

Y es aquí donde las cosas cambian de nuevo. Ahora tu idea es más sólida, y no puedes permitir que te la roben en este momento.

Te doy algunas ideas para compartir tu idea y minimizar el riesgo de que sea copiada:

  1. Acuerdo de confidencialidad: se trata de un documento legal que firmarán las dos partes para acordar que la idea sobre la que se va a hablar no debe ser compartida con nadie más sin permiso explícito para ello.
  2. Utiliza comparaciones a la hora de explicar tu idea en lugar de contar al 100% tu concepto. Por ejemplo, si tienes que describir tu idea sobre una nueva red social a un programador, háblale en términos comparables con conceptos que él conozca. “¿Tienes experiencia en crear sistemas de seguimiento, feeds y reconocimiento facial para el etiquetado de personas como en Facebook?”.
  3. Sepáralo en cachos. Cuéntaselo a los programadores en varias partes, que cada uno sepa lo que le afecta directamente. Por ejemplo, puede que un administrador de sistemas se vaya a ocupar de la arquitectura de servidores, un programador de la integración con APIs de terceros, otro del desarrollo backend de determinadas partes, etc. No tienen por qué conocer al 100% el proyecto para que el desarrollo sea un éxito. Lo ideal en este caso sería que uno de los fundadores tuviera un perfil técnico y la capacidad de coordinar e integrar el trabajo de todo el equipo de desarrollo. Con esto evitas que los programadores conozcan todo el proyecto y, más importante aún, que no dispongan del 100% del código.
  4. También existen servicios que emparejan ideas-personas con otras personas o empresas que pueden desarrollarlas. Muchos aportarán los contratos de confidencialidad como parte del servicio de tal forma que las dos partes no tengan que preocuparse. A mí me suena uno que es https://crew.co/, aunque sinceramente no lo he probado.

Según tu idea vaya viendo la luz y vaya creciendo, y más aún cuando ya está en el mercado y generando ingresos, es muy posible que llegue el momento en el que necesites captar inversión. Este es el momento más peligroso de todos, ya que tienes un concepto sólido, ejecutable y sin ningún tipo de protección o credibilidad de cara a un inversor.

Y, de nuevo, este es un momento en el que la forma de compartir tu idea debe cambiar.

A continuación unos consejos para compartir tu plan de negocio (o resumen ejecutivo, depende del caso) con inversores:

  • Olvídate de acuerdos de confidencialidad. Un inversor no quiere estar legalmente atado ante la imposibilidad de actuar sobre cualquier idea futura que tenga similitudes con la tuya. Sería como dispararse a su propio pie:

robar_ideas

 

  • Estate preparado para que cualquier material que le des a un inversor sea reenviado a tu competencia. Por tanto, no lo cuentes todo en dichos materiales. Elige el erotismo frente a la pornografía: sé sutil, crea misterio, haz que se imaginen el resto, pero no lo muestres todo.
  • Envía los materiales como un enlace de acceso limitado de Google Docs o similar que más tarde puedas cancelar si lo necesitas. Si envías un PDF, por lo menos protégelo con una contraseña. Algo es algo…
  • Utiliza DocSend. Te permite saber quién ha abierto tus documentos, a quién se los reenvían, cuánto tiempo permanecen en cada página, etc.

Realmente no existe ningún método a prueba de balas para prevenir que copien tu idea. Y además, cuanto más te acerques a convertir tu idea en realidad, más riesgo hay de que alguien te copie.

Pero esta es la naturaleza de la economía de libre mercado. La competencia al final satisface al consumidor final. ¿Cómo puedes protegerte ante la copia después de la ejecución de tu idea?

Si te copian, no te vuelvas loco, ¡simplemente sigue trabajando duro!

Intenta restarle importancia y haciendo bien lo que sabes hacer, creando nuevas ideas, etc. De hecho puedes hasta tomártelo como un cumplido.

Trabaja duro, actúa, ¡déjalos atrás!

¿Te han copiado o robado una idea alguna vez?

¿Me darías algún consejo más para proteger las ideas?

¡Cuéntamelo en los comentarios!